El gobierno de Polonia ha decidido no ejecutar la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (Mileikowsky). Esta decisión se tomó en el contexto de la conmemoración del 80º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, programada para el 27 de enero de 2025.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó que cualquier representante del Estado de Israel que asista a la ceremonia en Auschwitz tendrá garantizada su seguridad y no será detenido. Tusk enfatizó que es "completamente inaceptable" que los líderes políticos israelíes no puedan participar de forma segura en la conmemoración de la liberación de Auschwitz.
Polonia es miembro de la Corte Penal Internacional (CPI). Polonia ratificó el Estatuto de Roma (el tratado fundacional de la CPI) el 12 de noviembre de 2001, y este entró en vigor el 1 de julio de 2002.
Esto significa que Polonia reconoce la jurisdicción de la CPI para juzgar crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio, entre otros, siempre que los crímenes caigan dentro de los términos definidos por el Estatuto de Roma.
Hasta aquí la lección de hoy sobre el mundo basado en reglas.
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Forwarded from Liu Sivaya
Las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron el supermercado Moloko en la plaza Shakhtarskaya de Donetsk. Cuatro personas resultaron heridas.
A juzgar por los escombros, el ataque se llevó a cabo utilizando el MLRS HIMARS.
A juzgar por los escombros, el ataque se llevó a cabo utilizando el MLRS HIMARS.
Amigos, cuando decidí habilitar la posibilidad de escribir comentarios en las publicaciones lo hice con la intención de que estos comentarios trataran sobre lo publicado. Yo entiendo que ponéis enlaces y publicaciones interesantes pero os pido que al menos estén relacionados con la publicación en la que estáis comentando. En caso contrario os animo a que mandéis esas publicaciones al bot del canal @vakulinchukbot para que las lea y si me parece conveniente yo mismo lo difundo.
Si publicáis a mansalva cosas que no tienen que ver con la publicación se pierde el interés y es difícil seguir el hilo de lo que se escribe. Espero que lo entendáis.
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Forwarded from Herrien arteko adiskidetasuna
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2024aren azaroan grabatutako irudiak.
Ukrainako Indar Armatuetako soldaduek Kursk eskualdean anbulantzia bat arpilatu zuten droga bila, langileak hil eta gero..
Imágenes de Noviembre de 2024.
Soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania saquearon una ambulancia en la región de Kursk en busca de drogas, después de asesinar a los trabajadores...
Ukrainako Indar Armatuetako soldaduek Kursk eskualdean anbulantzia bat arpilatu zuten droga bila, langileak hil eta gero..
Imágenes de Noviembre de 2024.
Soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania saquearon una ambulancia en la región de Kursk en busca de drogas, después de asesinar a los trabajadores...
Carga cognitiva, paradigmas y propaganda
La carga cognitiva es un concepto de la psicología cognitiva que describe la cantidad de recursos mentales que una persona necesita para procesar información en un momento dado. Está intrínsecamente relacionada con nuestra capacidad limitada de memoria de trabajo, que solo puede manejar una cantidad restringida de información simultáneamente, y con la complejidad inherente del contenido o tarea que se está aprendiendo o realizando. Depende de la cantidad de elementos que deben procesarse y cómo están interrelacionados.
Los paradigmas son un conjunto de ideas que definen cómo interpretamos y nos relacionamos con el mundo, influyendo en nuestras decisiones y en nuestra forma de ver la realidad. También actúan como filtros mentales, seleccionando qué información considerar y cuál ignorar, lo que puede restringir la capacidad de construir nuevos esquemas mentales, ya que tendemos a rechazar la información que no se ajusta a nuestras creencias o a interpretarla de manera sesgada.
Cuando la propaganda política intenta crear o manipular paradigmas en la sociedad, está buscando influir profundamente en la manera en que las personas perciben y entienden el mundo, en las creencias, actitudes y comportamientos colectivos. La propaganda no solo trata de persuadir, sino de construir un nuevo paradigma o reforzar uno ya existente.
Los paradigmas creados o manipulados por la propaganda tienden a homogeneizar las percepciones sociales, haciendo que las personas vean el mundo de manera similar y actúen en consecuencia.
La propaganda política simplifica el contenido de manera que sea más fácil de procesar. En lugar de promover una reflexión lógica y profunda, presenta narrativas simplificadas que evocan emociones (miedo, orgullo, ira) más que lógica. Impulsa reacciones inmediatas, lo que facilita la aceptación de la propaganda sin cuestionarla. Reduce la carga cognitiva, creando atajos intelectuales que simplifican los procesos mentales, haciéndolos menos exigentes. De esta forma, limita la capacidad crítica y autocrítica de los individuos.
Los paradigmas vigentes están profundamente vinculados a la identidad de las personas y a su pertenencia a un grupo social, y cuestionarlos mediante narrativas alternativas supone un desafío cognitivo: pueden percibirse como una amenaza a la aceptación social, a las creencias personales, a las normas y valores del grupo social al que se pertenece, y a la propia identidad de las personas que se aferran a los paradigmas dominantes, que pueden sentir una gran resistencia cognitiva cuando se enfrentan a nuevas ideas críticas con su visión del mundo.
Para mejorar el aprendizaje y crear estas narrativas divergentes frente al discurso dominante, hay que dividir tareas complejas en pasos más simples e introducir gradualmente los conceptos desde lo básico hasta lo avanzado. Presentar la información de forma clara, concisa y bien estructurada. Hay que inducir a la curiosidad, a reflexionar, y fomentar un diálogo abierto donde las personas puedan cuestionar las narrativas colectivas compartidas, lo que contribuye a la construcción de perspectivas alternativas efectivas.
La carga cognitiva es un concepto de la psicología cognitiva que describe la cantidad de recursos mentales que una persona necesita para procesar información en un momento dado. Está intrínsecamente relacionada con nuestra capacidad limitada de memoria de trabajo, que solo puede manejar una cantidad restringida de información simultáneamente, y con la complejidad inherente del contenido o tarea que se está aprendiendo o realizando. Depende de la cantidad de elementos que deben procesarse y cómo están interrelacionados.
Los paradigmas son un conjunto de ideas que definen cómo interpretamos y nos relacionamos con el mundo, influyendo en nuestras decisiones y en nuestra forma de ver la realidad. También actúan como filtros mentales, seleccionando qué información considerar y cuál ignorar, lo que puede restringir la capacidad de construir nuevos esquemas mentales, ya que tendemos a rechazar la información que no se ajusta a nuestras creencias o a interpretarla de manera sesgada.
Cuando la propaganda política intenta crear o manipular paradigmas en la sociedad, está buscando influir profundamente en la manera en que las personas perciben y entienden el mundo, en las creencias, actitudes y comportamientos colectivos. La propaganda no solo trata de persuadir, sino de construir un nuevo paradigma o reforzar uno ya existente.
Los paradigmas creados o manipulados por la propaganda tienden a homogeneizar las percepciones sociales, haciendo que las personas vean el mundo de manera similar y actúen en consecuencia.
La propaganda política simplifica el contenido de manera que sea más fácil de procesar. En lugar de promover una reflexión lógica y profunda, presenta narrativas simplificadas que evocan emociones (miedo, orgullo, ira) más que lógica. Impulsa reacciones inmediatas, lo que facilita la aceptación de la propaganda sin cuestionarla. Reduce la carga cognitiva, creando atajos intelectuales que simplifican los procesos mentales, haciéndolos menos exigentes. De esta forma, limita la capacidad crítica y autocrítica de los individuos.
Los paradigmas vigentes están profundamente vinculados a la identidad de las personas y a su pertenencia a un grupo social, y cuestionarlos mediante narrativas alternativas supone un desafío cognitivo: pueden percibirse como una amenaza a la aceptación social, a las creencias personales, a las normas y valores del grupo social al que se pertenece, y a la propia identidad de las personas que se aferran a los paradigmas dominantes, que pueden sentir una gran resistencia cognitiva cuando se enfrentan a nuevas ideas críticas con su visión del mundo.
Para mejorar el aprendizaje y crear estas narrativas divergentes frente al discurso dominante, hay que dividir tareas complejas en pasos más simples e introducir gradualmente los conceptos desde lo básico hasta lo avanzado. Presentar la información de forma clara, concisa y bien estructurada. Hay que inducir a la curiosidad, a reflexionar, y fomentar un diálogo abierto donde las personas puedan cuestionar las narrativas colectivas compartidas, lo que contribuye a la construcción de perspectivas alternativas efectivas.
El impulso de la propaganda en la acción política actual
En el actual contexto político se observa una inversión en el flujo tradicional de causa y efecto: tradicionalmente, la propaganda política se utiliza para justificar decisiones tomadas o influir en la percepción pública antes de que se lleven a cabo determinadas acciones. Sin embargo, hoy en día, la acción política es la que alimenta la maquinaria de la propaganda, creando un ciclo que refuerza las narrativas dominantes en lugar de cuestionarlas. Esta inversión no solo exacerba la manipulación de las percepciones colectivas, sino que también fortalece los paradigmas dominantes.
El bombardeo masivo de información, conocido como "saturación fáctica", se convierte en un elemento crucial en este proceso. En lugar de facilitar la comprensión de los eventos y problemas del mundo contemporáneo, esta sobrecarga informativa dificulta la reflexión y la capacidad crítica de los individuos. Ante tal cantidad de datos, muchos terminan aceptando pasivamente la versión oficial o dominante de los hechos, sin espacio para cuestionarla. Esto genera incapacidad de formular respuestas críticas efectivas debido a la confusión provocada por la avalancha informativa.
Censura, sanciones, envío de armas y dinero par la guerra, etc, son medidas que están pensadas en términos de reafirmar paradigmas ideológicos abstractos estrictamente contradictorios. Nos encontramos ante un fenómeno paradójico: en nombre de grandes ideales, se adoptan políticas que, en última instancia, refuerzan los mecanismos de control y dominación.
Un ejemplo de esto son las políticas que afirman "luchar por la libertad" a través de la censura, contradicción cada vez más común en el discurso político occidental. Las acciones adoptadas en nombre de la democracia y los derechos humanos parecen ir en contra de los principios que se pretenden defender. Dicen "luchar por la paz", empeorando cada vez más profundamente las perspectivas objetivas de paz, afirman "defender el libre mercado" con políticas arancelarias leoninas, o luchar por "la diversidad y las minorías" imponiendo regímenes políticos islamistas radicales. Se trata de ejemplos de cómo los ideales abstractos, lejos de promover soluciones pacíficas o equitativas, se instrumentalizan para mantener estructuras de poder que no cuestionan las desigualdades.
Este fenómeno subraya la necesidad de una reflexión más profunda sobre las políticas y narrativas que se nos imponen, así como un esfuerzo por cuestionar y superar los paradigmas dominantes. La tarea de construir una disidencia cognitiva efectiva en un contexto de saturación informativa no es sencilla, pero es fundamental para recuperar el sentido crítico que nos permita comprender y transformar nuestras realidades políticas, sociales y económicas.
El giro en la relación entre política y propaganda actual implica que los políticos no solo diseñan su agenda para influir en la opinión pública, sino para inducir un paradigma filosófico que transforma a la población en generadora de su propia propaganda. La gente no solo acepta pasivamente las narrativas impuestas, sino que las internaliza, las adopta como propias y las difunde activamente, convirtiéndose en sus principales portavoces y defensores, sin cuestionar la legitimidad de las narrativas que promueven.
En el actual contexto político se observa una inversión en el flujo tradicional de causa y efecto: tradicionalmente, la propaganda política se utiliza para justificar decisiones tomadas o influir en la percepción pública antes de que se lleven a cabo determinadas acciones. Sin embargo, hoy en día, la acción política es la que alimenta la maquinaria de la propaganda, creando un ciclo que refuerza las narrativas dominantes en lugar de cuestionarlas. Esta inversión no solo exacerba la manipulación de las percepciones colectivas, sino que también fortalece los paradigmas dominantes.
El bombardeo masivo de información, conocido como "saturación fáctica", se convierte en un elemento crucial en este proceso. En lugar de facilitar la comprensión de los eventos y problemas del mundo contemporáneo, esta sobrecarga informativa dificulta la reflexión y la capacidad crítica de los individuos. Ante tal cantidad de datos, muchos terminan aceptando pasivamente la versión oficial o dominante de los hechos, sin espacio para cuestionarla. Esto genera incapacidad de formular respuestas críticas efectivas debido a la confusión provocada por la avalancha informativa.
Censura, sanciones, envío de armas y dinero par la guerra, etc, son medidas que están pensadas en términos de reafirmar paradigmas ideológicos abstractos estrictamente contradictorios. Nos encontramos ante un fenómeno paradójico: en nombre de grandes ideales, se adoptan políticas que, en última instancia, refuerzan los mecanismos de control y dominación.
Un ejemplo de esto son las políticas que afirman "luchar por la libertad" a través de la censura, contradicción cada vez más común en el discurso político occidental. Las acciones adoptadas en nombre de la democracia y los derechos humanos parecen ir en contra de los principios que se pretenden defender. Dicen "luchar por la paz", empeorando cada vez más profundamente las perspectivas objetivas de paz, afirman "defender el libre mercado" con políticas arancelarias leoninas, o luchar por "la diversidad y las minorías" imponiendo regímenes políticos islamistas radicales. Se trata de ejemplos de cómo los ideales abstractos, lejos de promover soluciones pacíficas o equitativas, se instrumentalizan para mantener estructuras de poder que no cuestionan las desigualdades.
Este fenómeno subraya la necesidad de una reflexión más profunda sobre las políticas y narrativas que se nos imponen, así como un esfuerzo por cuestionar y superar los paradigmas dominantes. La tarea de construir una disidencia cognitiva efectiva en un contexto de saturación informativa no es sencilla, pero es fundamental para recuperar el sentido crítico que nos permita comprender y transformar nuestras realidades políticas, sociales y económicas.
El giro en la relación entre política y propaganda actual implica que los políticos no solo diseñan su agenda para influir en la opinión pública, sino para inducir un paradigma filosófico que transforma a la población en generadora de su propia propaganda. La gente no solo acepta pasivamente las narrativas impuestas, sino que las internaliza, las adopta como propias y las difunde activamente, convirtiéndose en sus principales portavoces y defensores, sin cuestionar la legitimidad de las narrativas que promueven.